Observamos que el 24 de diciembre se celebra el nacimiento de Jesucristo y el 24 de junio, la fecha opuesta, celebramos San Juan, es decir que la promesa de nacimiento crístico se hace realidad el 24 de junio, el 25 de diciembre el fuego está en el cielo en la estrella de Belén, que es la anunciadora del nacimiento místico, el 24 de junio el fuego está en la tierra en forma de hogueras que queman todo lo viejo y caduco que hay en nuestra personalidad. En la tradición los niños van por las casas recogiendo lo viejo para quemarlo. El trabajo del día de San Juan es oir a nuestro niño interno, dejar atrás los viejos hábitos quemando lo inútil de nuestra vida y dejar espacios libres para lo nuevo especialmente del tipo emocional, ya que es cuando entra el signo de Cáncer emotivo por excelencia. Es cuando se une el fuego con el agua. Si esta noche no tenemos nada que quemar y dejar atrás es que nuestra vida, seguirá siendo igual, sin renovación alguna.
domingo, 20 de junio de 2010
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